Miles de personas disfrutan del espectáculo que recuerda el triunfo de las tropas gaditanas frente al ejército invasor

Un momento de la zarzuela 'Cádiz' interpretada junto a la Catedral.
De repente, la zarzuela vuelve a ser un género de masas. Miles de personas abarrotaron la plaza de la Catedral para asistir al concierto de la Camerata Vocal e Instrumental del Gran Teatro Falla, que actuó acompañada de un coro ciudadano formado por unas setenta personas. Juntos interpretaron la zarzuela 'Cádiz', con libreto de Javier de Burgos y música de Federico Chueca y Joaquín Valverde, con la dirección de José Luis López Aranda y las interpretaciones como solistas de Esperanza Gutiérez, Pedro Miguel Calvo y Ángel Tomás Pérez.
La obra, que aborda el triunfo de las tropas gaditanas frente al ejercito invasor, tomó por primera vez como escenario la plaza de la Catedral. Los más madrugadores se hicieron con una de las contadas sillas situadas frente al escenario y el resto del público, al menos 5.000 personas, se agolpaba como podía para no perder detalle de lo que sucedía en el escenario. Tras una introducción musical, el dúo masculino recordó a Napoleón que tendrá que traer tantos soldados "como granos de arena hay en el mar".
Amor en tiempos de guerra, el de un gaditano nacido frente a la Caleta, de madre chiclanera y padre de El Puerto, y una gaditana del barrio de la Viña. Precisamente a la Viña está dedicada la siguiente pieza, que interpretan dos de los solistas acompañados del coro. Como colofón al primer acto la orquesta entona la marcha Cádiz, una pieza de sobra conocida y de actualidad por su papel como banda sonora de la nueva fuente de San Juan de Dios.
Otra pieza no menos conocida, recuerda a los invasores que "con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones". A estas alturas, unos pocos espectadores se baten en retirada, pero el espectáculo continúa con una nueva pieza musical que evoca el fragor de la batalla. Sones victoriosos para concluir advirtiendo a los franceses que "ahora ya saben cómo lucha un español".
Y antes de concluir, una pequeña sorpresa. El director rescata de entre el público a un niño que toma su lugar al mando de la orquesta para despedir el acto, de nuevo, al ritmo de la marcha Cádiz. Con los vaivenes de la batuta en manos del pequeño terminó la función, con la gesta lograda por los gaditanos hace ahora 200 años todavía en el recuerdo.
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