miércoles, 28 de marzo de 2012


Requiem de Mozart en la Catedral de Cádiz
El Réquiem de Mozart es una de las obras del repertorio clásico más populares y con más justificada fama. A pesar de ello, el hecho de que Mozart no pudiera terminarla y que tuviera que ser completada por su discípulo Franz Xaver Süssmayr planteado la cuestión de determinar qué parte de la música es original del genio de Salzburgo y qué parte no.


Mozart ya había previsto que la fuga del Kyrie se reutilizara en el "Cum Sanctis tuis" final, según cita Constanze Mozart en una carta. Respecto al "Lux aeterna" que vuelve a citar el Introito, es simplemente la solución más razonable, viendo la semejanza del texto.

El Requiem de Mozart es una de las piezas más importantes de la música clásica. Se trata de una obra póstuma e inconclusa, ya que su célebre autor murió antes de poder finalizar la que es sin duda una de sus obras maestras.
Aunque el final del Requiem es una obra apócrifa, su culminación se ha atribuido a uno de los colaboradores del gran maestro, el músico Süssmary que supuestamente terminó el Requiem por encargo de la viuda de Mozart.
La misa de Requiem es una obra de una elevada calidad artística y una profunda carga espiritual, en la que Mozart vuelca la experiencia de toda su vida.
El dramatismo del texto, a base de dificultosas progresiones, exigentes pasajes corales y orquestales, contrasta con los sutiles pasajes y líneas melódicas, que logran elevar la conciencia colectiva.
Esta divergencia estilística dota al conjunto de la obra de una estructura que propugna la libertad musical adelantándose el prerromanticismo.
La Orquesta de alumnos del Real Conservatorio Profesional de Música Manuel de Falla de Cádiz, que estará dirigida por José Luis López Aranda.
La Coral Armónium, dirigida por Juan Luis Lorenzo, está compuesta por más de 60 miembros.
El concierto de Requiem es una de las actividades más significativas, dentro del programa organizado enmarcado en la programación de la Música en Cuaresma para difundir la cultura religiosa durante los días previos a la celebración de la Semana Santa.
Ha sido una experiencia inolvidable poder cantar obras de la categoría del Réquiem de Mozart. Quizás una de las más importantes obras del repertorio por todo lo que engloba tanto en sus partes de coro, que son casi la totalidad de la obra, como en los cuartetos o partes solistas, todo ello de una belleza musical y vocal propia del autor que a pesar de no haber escrito la totalidad de la obra ha dejado en ella su sello propio.


Y si bien es cierto que la obra se adapta muy bien a las características vocales del Coro se sigue observando, por otro lado, un trabajo constante y serio detrás de los resultados obtenidos.
Mencionar también que una parte de la crítica periodística, ha reconocido el trabajo del Coro y La Orquesta valorando sus resultados. No se trata de pedir alabanzas pues todos somos conscientes de nuestras limitaciones pero si es de agradecer por lo menos una crítica objetiva en la que se reconozca lo evidente, el trabajo realizado por el Coro, su director Juan Luis Lorenzo. Los solistas y por la Orquesta de alumnos del Real Conservatorio Profesional de Música Manuel de Falla de Cádiz y su director José Luis López Aranda que demostró una gran capacidad para transmitir la confianza con su batuta para conducir y hacer transmitir todas las emociones en una Catedral de Cádiz que estuvo completamente llena de un público entregado a esta obra, después de soportar grandes colas en su exterior con un desagradable viento de levante.

Irrepetible recital de rock urbano

Inmenso concierto del estadounidense Willie Nile en el ciclo Campus Rock



Willie Nile, en Campus Rock.


Todo llama la atención en Willie Nile. Su pelo ensortijado y vertical, como el del protagonista de Cabeza Borradora; su voz agrietada y convulsa, cierta imprecisa impaciencia, su chaqueta llena de lentejuelas o, sobre todo, su mente apresurada.

Se trata de ese tipo de persona a la que se le intuyen los pensamientos bullendo tras la frente agrietada, a la que se le adivinan las sinapsis trazando letras, conversaciones y melodías. Un literato metido a músico comprimido cuya cara es una mezcla de la de Mark Sandman con la de Lou Reed en su período de Berlín. 

Así, cuando dedicó a Whitney Houston Rich and Broken, señalando lo perniciosa que era la fama ("que no el dinero"), un espectador debió pensar en el tema Fame de David Bowie y berreó su nombre sin complejos. "Está bien", dijo Nile, "se la dedico a Whitney y a Bowie".

A continuación, el artista afincado en Nueva York apostó por la vertiente más política de su discografía e interpretó un tema dedicado a las víctimas del 11M (que ya había interpretado en Madrid en 2004 en un acto de homenaje a las víctimas del cruento atentado) para después presentar un tema inédito ("sólo para nosotros; por favor, no lo subáis a Youtube"), Holly War, en el que critica con astucia y mucha poesía la guerra santa: "Dios es sabio; pero tú eres tonto".

Luego, tras dedicar una canción a su buen y malogrado amigo Joey Ramone, Willie Nile dio paso a un par de canciones interpretadas al piano adoptando el más puro estilo crooner, ayudándose aquí y allá de la armónica, y en las que narró (me pareció un magnífico narrador) las miserias y la lírica que encierra Nueva York. Mucha sensibilidad y un saco de ovaciones para él.

En el tramo final del concierto presentó tres veces a la banda y se dejó lo poco que le quedaba de piel en cada acorde para interpretar tres de sus temas más emblemáticos: Run, House of a Thousand Guitars y One Guitar, posiblemente, uno de sus pocos hits pinchables en cualquier radio patria o foránea.

Entre los aplausos, las ovaciones y los berridos de one more ("una más") por parte de un público rendido al carisma y el talento de un músico muy grande, Willie Nile se abrazó con su banda para abandonar el escenario; pero alguna sinapsis inquieta debió hacerle entrar en razón, y tras intercambiar tres sílabas con sus músicos, se enfundó nuevamente la guitarra y cerró el concierto con un popurrí (medley) en el que enlazó el A Hard Day's Night de The Beatles con Blitzkreig Bop y Sheena Is A Punk Rocker de los Ramones y el Surfin' USA de The Beach Boys.

martes, 27 de marzo de 2012

La Pepa se hace sentimiento

Sara Baras regresa a los escenarios con una obra sobre la Constitución de 1812


Casi dos años después de su retirada temporal y sobre las mismas tablas, las del Gran Teatro Falla gaditano, Sara Baras regresó a los escenarios el lunes 19 con el estreno de una obra inspirada en el tiempo en el que en Cádiz se aprobaba la Constitución española de 1812, a la que se le llamó La Pepa.

La galería de mujeres que componen tres de sus obras anteriores —Juana La Loca, Mariana Pineda y Carmen— se amplía ahora con esta nueva que Baras defiende y hace suya. "Las otras tres han marcado mi vida de una manera bestial, pero ahora yo soy La Pepa", asegura con la rotundidad de quien se ha metido en el cuerpo de un ser virtual que siente ya como propio.

A ella, a su personaje, la bailaora la ve con todos los atributos de la mujer que es, pero consciente a la vez de que es producto de una abstracción, una alegoría. "Nuestra Pepa es un sentimiento, una forma de ser, algo que lleva el aire, es la voz del pueblo en cuerpo de mujer, pero —advierte de forma categórica— una mujer que tiene piel". La artista describe a su personaje con una convicción que le agranda los ojos. Le ha llevado unos meses concebirla, pero ahora le cuesta parar cuando habla de su carácter, del mando de esa Pepa que hasta seduce de alguna forma, "lo envuelve, lo provoca", al propio presidente de las cortes gaditanas, el personaje que encarna su pareja y artista invitado, José Serrano. Por último, a la creación del personaje se añade la percepción nueva de las cosas que la artista se reconoce tras su reciente maternidad. "Este año y medio es lo mejor que me ha pasado en la vida", afirma sin que se le olvide mencionar a su bebé, por si quedaba alguna duda.

Sara admite que esta ha sido la vez que más tiempo ha tenido para leer, pensar y "la libertad más grande del mundo para soñar". Pero pese a que para este espectáculo se ha documentado de una forma que no había hecho en otras obras, asegura que lo que más le ha inspirado ha sido el aire de la tierra y "lo especial de la gente de aquí". De Cádiz, la artista salió aún adolescente, pero nunca ha perdido de vista su bahía. Aunque la bailora y coreógrafa recuerda que su compañía nació en Cádiz con Sensaciones (1998), lo de ahora lo relata como una experiencia nueva y única.

A ello, sin duda, contribuye el hecho de que el espectáculo se haya ido gestando en sus primeros pasos en el corazón del barrio más flamenco de la ciudad, el de Santa María. Allí, al centro flamenco de La Merced ha estado llegando la compañía todas las mañanas, desde el pasado mes de diciembre, y a unas horas que la artista reconoce que no son nada flamencas. Es la Sara exigente, "la Barosky", como la definió Lluis Pascual, que se levanta a las siete de la mañana y exige a la compañía el mismo esfuerzo que ella hace; pero también la Sara sensible, que reconoce haberse emocionado montando esta obra casi desde el principio.

A esas emociones no es ajeno tampoco el hecho de que la bailaora se haya rodeado de un elenco joven y casi enteramente gaditano que la tiene impresionada. Puede hablar de las sorpresas que le ha dado el cuerpo de baile o de los cantaores, pero no puede evitar detenerse en la persona en la que ha delegado la música del espectáculo, el guitarrista Keko Baldomero, del que subraya, además de su flexibilidad, su capacidad para hacer sonar nuevo lo antiguo.

Porque el espectáculo La Pepa se plantea de manera diacrónica y viaja, a través de una línea argumental, un guión que es obra de la propia bailaora, desde la Guerra de la Independencia y el Cádiz de Las Cortes, con su puerto, sus cafés y sus tertulias, hasta la actualidad. Sobre esa trama argumental se han ido colocando "de forma natural", subraya su autora, diferentes estilos flamencos, los que la acción iba demandando: seguiriyas y guajiras, martinetes y zapateado, malagueña o soleá por bulerías,
para Sara Baras, la motivación histórica del espectáculo y su inspiración tan gaditana no deben ser ningún obstáculo para la proyección de la obra más allá de la tierra que la va a ver nacer, porque "algo tan grande como la capacidad de sentirte libre nace de aquí". "La Pepa lleva ese espíritu. Su energía y su corazón van a llegar hasta el último rincón", pronostica ilusionada.

sábado, 24 de marzo de 2012

Concierto de cámara del Cuarteto Quiroga

El Oratorio abrió ayer por primera vez sus puertas al público para el concierto de cámara del Cuarteto Quiroga · Gaditanos y visitantes mostraban su entusiasmo ante el resultado de los trabajos de restauración


El Cuarteto Quiroga durante su actuación en el Oratorio de San Felipe Neri.

Era la primera vez que el Oratorio de San Felipe Neri se abría al público y la expectación era máxima. Antes de las ocho de la tarde se formaba la cola para acceder a este lugar clave dentro de las celebraciones del Bicentenario. La excusa era ver el concierto de cámara del Cuarteto Quiroga, pero el objetivo de muchos de los presentes era otro: conocer el resultado de un proceso de restauración que ha durado años.

Una luz tenúe, que creaba un ambiente solemne y sobrecogedor, daba la bienvenida a los visitantes, quienes ocupaban sus asientos ordenadamente. Las miradas se dirigían a varias zonas del Oratorio, pero la mayoría se posaba en dos puntos concretos: la Inmaculada de Murillo y la impresionante bóveda que culmina la estructura.

El Oratorio ya tiene sus puertas abiertas. Es el momento de disfrutarlo. De que cada gaditano y visitante muestre lo que piensa sobre un lugar, que a día de hoy, es capaz de trasladarnos a unos hechos que hace doscientos años, fueron capaces de trastocar para siempre nuestra historia.

Una interpretación sublime para un Te Deum inmortal

El conjunto vocal e instrumental 'La Grande Chapelle' ofreció ayer en la iglesia del Carmen el mismo himno de acción de gracias que oyeron los diputados del Doce
Justo dos siglos después, los sones del mismo Te Deum que se interpretó el día que se promulgó la Constitución de 1812 ante los diputados doceañistas volvieron a sonar en la iglesia del Carmen. Esta vez no llovía en el exterior, aunque un punzante viento del norte hizo eterna la espera para poder acceder al templo. Invitados y ciudadanos en general se arremolinaron frente a la Alameda y soportaron estoicamente desde mucho antes de las diez y media de la mañana para disfrutar de la composición de Nicolás Zabala. 
A las 10:39, con el templo prácticamente lleno, y con algunos participantes en la procesión cívica ocupando los laterales con sus vistosos trajes de época, dio comienzo el Te Deum, que fue prologado por el musicólogo Marcelino Díez, el encargado de rescatarlo y transcribir su partitura, quien ofreció algunas pinceladas de historia, como por ejemplo el hecho de que durante el siglo XVIII se interpretaron en la ciudad más de 70 de estas obras, la última en 1796, coincidiendo con la visita del monarca Carlos IV.
Ante un altar mayor adornado para la ocasión por los hermanos de la Archicofradía del Carmen, La Grande Chapelle, un magnífico conjunto vocal e instrumental de música antigua que se ha erigido en poco tiempo en referencia ineludible en el panorama de la música antigua española, interpretó las 16 piezas que componen el himno de acción de gracias cantado con motivo de la promulgación de La Pepa.
Fue una interpretación majestuosa, un concierto a la altura de las circunstancias, lo cual no es ninguna tontería en este Bicentenario de claroscuros. También hubo una gran comunión con un público respetuoso y silencioso que supo esconder hasta las toses, tan molestas en este tipo de eventos y que aparecen con demasiada frecuencia por los teatros gaditanos.
El himno de acción de gracias arrancó con el Te Deum laudamos a ocho, en la que violines y violas ofrecieron una muestra de su virtuosismo acompañados por las voces de un coro equilibrado. Posteriormente continuaron interpretando el Tibi omnes angeli, a dúo; Sanctus, a 4; Te gloriosus, a dúo; Te martyrum candidatus, a dúo; Patrem immense maiestatis, a 8; Sanctum quoque, solo; Tu Rex gloriae, a 8; Tu patris sempiternus, a solo; Tu devicto mortis, a solo; Iudex crederis, a 8; Et rege eso, solo; Miserere nostri, a 3 y por último el In te Domine speravi, a 8.
Albert Recasens se encargó de una dirección musical impecable que fue muy aplaudida por un auditorio hipnotizado desde que arrancaron los primeros sones de violines.

lunes, 19 de marzo de 2012

Éxito de público de la zarzuela 'Cádiz' en la plaza de la Catedral

Miles de personas disfrutan del espectáculo que recuerda el triunfo de las tropas gaditanas frente al ejército invasor

Un momento de la zarzuela 'Cádiz' interpretada junto a la Catedral.

De repente, la zarzuela vuelve a ser un género de masas. Miles de personas abarrotaron la plaza de la Catedral para asistir al concierto de la Camerata Vocal e Instrumental del Gran Teatro Falla, que actuó acompañada de un coro ciudadano formado por unas setenta personas. Juntos interpretaron la zarzuela 'Cádiz', con libreto de Javier de Burgos y música de Federico Chueca y Joaquín Valverde, con la dirección de José Luis López Aranda y las interpretaciones como solistas de Esperanza Gutiérez, Pedro Miguel Calvo y Ángel Tomás Pérez.

La obra, que aborda el triunfo de las tropas gaditanas frente al ejercito invasor, tomó por primera vez como escenario la plaza de la Catedral. Los más madrugadores se hicieron con una de las contadas sillas situadas frente al escenario y el resto del público, al menos 5.000 personas, se agolpaba como podía para no perder detalle de lo que sucedía en el escenario. Tras una introducción musical, el dúo masculino recordó a Napoleón que tendrá que traer tantos soldados "como granos de arena hay en el mar".

Amor en tiempos de guerra, el de un gaditano nacido frente a la Caleta, de madre chiclanera y padre de El Puerto, y una gaditana del barrio de la Viña. Precisamente a la Viña está dedicada la siguiente pieza, que interpretan dos de los solistas acompañados del coro. Como colofón al primer acto la orquesta entona la marcha Cádiz, una pieza de sobra conocida y de actualidad por su papel como banda sonora de la nueva fuente de San Juan de Dios.

Otra pieza no menos conocida, recuerda a los invasores que "con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones". A estas alturas, unos pocos espectadores se baten en retirada, pero el espectáculo continúa con una nueva pieza musical que evoca el fragor de la batalla. Sones victoriosos para concluir advirtiendo a los franceses que "ahora ya saben cómo lucha un español".

Y antes de concluir, una pequeña sorpresa. El director rescata de entre el público a un niño que toma su lugar al mando de la orquesta para despedir el acto, de nuevo, al ritmo de la marcha Cádiz. Con los vaivenes de la batuta en manos del pequeño terminó la función, con la gesta lograda por los gaditanos hace ahora 200 años todavía en el recuerdo.

viernes, 16 de marzo de 2012

"Mi Pepa tiene mucho de madre"

La creadora gaditana, que desde el día 4 de marzo ensaya en las tablas del Gran Teatro Falla, explica los detalles del espectáculo que estrena el día 19 y con el que regresará de su retirada temporal del baile


La bailaora y coreógrafa Sara Baras posa con los integrantes de su compañía con la que trabaja en el espectáculo 'La Pepa'.

El día 23 de abril de 2010 Sara Baras se fue del baile y del Gran Teatro Falla "para cumplir un sueño". El 4 de marzo de 2012 regresó "con ese sueño entre mis brazos". Acompañada de su compañero Pepín (José Serrano) y de su hijo atravesó las puertas del coliseo de su ciudad con este pensamiento cruzándole la mente, "y no tuve más remedio que coger la libreta y escribirlo", cuenta desde un camerino alfombrado de tacones negros, violetas, encarnados... En un camerino donde están desperdigados los pedazos de una Pepa en la que trabaja desde ese emocionante 4 de marzo en el que será su lugar de estreno. "Traje al bebé, le presenté el escenario, arreglamos un par de cosas técnicas... La sensación fue lo mejor, la sensación ha sido bestial", rememora con la cara iluminada por lo pasado, por estos dos años "que han sido lo mejor de mi vida", y por el futuro, por esa inminente vuelta a la danza que tendrá lugar el próximo 19 de marzo. Pasado y futuro que se encuentran en La Pepa, en una Pepa, "mi Pepa", sentencia con orgullo, "que tiene mucho de madre".

Porque Sara es la misma y no. Porque palabras como gestación, maternidad, amor, protección salen de su boca con otro sentido aunque el gran espejo ante el que hablamos me devuelva la misma imagen de siempre, la de una elegante bailaora y una creativa coreógrafa por la que parece que no pasa el tiempo. "Cuando he vuelto me ha parecido eso, que no ha pasado el tiempo, pero ser mamá te cambia tus valores a un nivel muy fuerte. Quiero bailar pero no puedo perder ni un minuto, voy concentrando las horas, trabajo con otro concepto del tiempo y eso me parece algo maravilloso", explica la gaditana que reconoce que "por primera vez en la vida" ha tenido "tiempo" para meterse "tan de lleno en una historia".

Aunque al principio de su retirada temporal del baile desconectó del todo, "esta Pepa existió aún cuando yo no había decidido hacerla", confiesa. "Es la primera vez en mi vida que he tenido tiempo para leer con tranquilidad, para darme mis paseos, para estudiar y meterme dentro de una historia tan bonita como ésta que, además, me interesaba doblemente: no sólo porque quería bailarla sino porque hablaba de mi tierra, de un hecho histórico importante y grande que se fraguó en nuestras esquinas, en nuestras calles".

Así, aunque Sara haya estado muy volcada en el proyecto más importante de su vida ("sinceramente nunca pensé que todo lo que rodea a la maternidad me iba a influir tanto, me iba a gustar tanto, que iba a disfrutar tanto... Al no saberlo siempre pensé que el baile estaría de por medio, pero no ha sido así", reconoce), en "la cabeza y en el corazón" también estaba gestándose La Pepa "aunque aún no hubiera escrito ni una línea".

Desde "un momento tranquilo", desde "un momento bonito", desde ese mágico estado de gracia comenzó a tomar forma física el nuevo montaje de Sara Baras en el Centro Flamenco de la Merced el pasado diciembre. "Y eso se logra porque conseguimos desconectar, pararnos y verlo todo desde fuera. Cuando creas algo el momento de reflexión es muy importante pero, por otro lado, te reconozco que me ha afectado mucho el pensar que me he parado", valora.

La artista se explica: "A ver, cuando tenía que volver, no te voy a mentir, no es que no quisiera, pero me ha costado trabajo pensar que este sueño que estaba viviendo lo fuera a romper, lo fuera a llenar de nervios, de estrés y de todo lo que conlleva este trabajo. No veía la parte positiva sino más la parte que me iba a quitar el tiempo para estar con mi bebé", se sincera Sara que, una vez superado ese escollo, se muestra resuelta, fuerte y con "muchísima ilusión".

Desde un momento ideal, desde "el momento" nace para Cádiz y el mundo La Pepa, un espectáculo "que es un recorrido por el Cádiz de 1800 y con una transición para llegar al Cádiz del 2012", resume su guionista, coreógrafa, productora (junto con el Ayuntamiento y Diputación) y figura principal.

"La obra empieza en la Guerra de la Independencia para después meterse en el puerto de Cádiz donde se ve el comercio marítimo y las cosas que representan al Cádiz de ese tiempo como la venta de seda, como los títeres, como los cafés donde se leía la prensa, es importantísimo el papel de los periódicos, hemos metido un zapateado dedicado a los periódicos, también se verán a esas señoras que hacían reuniones en casas privadas para hablar de política. Tertulias donde la Pepa también es una de esas señoras que permiten que se pueda hablar, decir y discutir lo que quieran, también se ve la influencia de las ideas que vienen del otro lado del charco...", va desgranando Baras que plasma estos asuntos "en los detalles del espectáculo que desemboca en el pueblo gaditano preparando la llegada del presidente de Las Cortes, la promulgación y la transición que da lugar a La Pepa de hoy".

La Pepa, encarnada por Sara Baras, será "un aroma que toca casi todas las estampas", será "la voz del pueblo en forma de mujer". La creadora ha dado muchas vueltas "a la actitud", al "concepto" desde donde trabajar esta alegoría. "Yo digo que esta Pepa no es sólo un símbolo sino que es una forma de ser, un sentimiento, una esperanza, el carácter de nuestra tierra, y eso es lo que he querido transmitir", resuelve.

De hecho, Sara ha escrito un texto en el que explica quién es esa Pepa y lo que significa para ella. Un texto que quita y pone del espectáculo. "Hay días que lo veo y días que no... No sé... Por ahora está metido pero ya veré...", duda. "Le estaba contando lo del texto Triki...". Desde el espejo su hermana dibuja una sonrisa cómplice. "Es precioso, tiene que meterlo", contesta, convencida, Patricia Baras. "Por supuesto está escrito con toda humildad -explica Sara- pero me he tomado esa libertad para expresar lo que yo creo que es nuestra Pepa. El texto dice que La Pepa es algo que nos lleva y nos trae el mar, es algo que lo lleva el aire, algo que se respira, es algo que no se lo lleva el Levante porque está metidito dentro del corazón..."

Unas palabras que, si se quedan en el montaje, saldrían de la voz de Sara. "Pero no las recitaría, las diría normal, como si lo explicara al público, a la misma compañía. Ay, pero no sé, no sé...", sopesa aunque en los ojos ya se prendió la llama de las ganas de explicar de viva voz cómo le ha influido "el sentir y el carácter de nuestra ciudad" para llenar "de sentimientos la piedra esculpida que tenemos en la Plaza de España".

"Pues eso, que estoy todo el rato que sí, que no, que lo pongo y lo quito. Es que es algo que ha surgido, no estaba en el guión. Yo para trabajar un espectáculo hago un orden donde coloco el palo del flamenco que creo que debe estar representando en cada parte del guión pero este texto surgió después". "Hábleme de esos palos y de sus momentos", le pido. "Por ejemplo, para la promulgación, está claro que iba la farruca, para el pueblo gaditano en una plaza, un tanguillo, para La Pepa, las alegrías, tiene que bailar por alegrías aunque sea la Pepa de 2012, unas alegrías visualmente modernas pero que llama mucho a la tradición, muy profundas", enumera la artista que también incluirá "martinetes, zapateado, guajiras, fandangos, seguiriyas, malagueñas y soleá por bulerías".

Un mosaico de estilos que, para la creadora, cobran sentido con "la música de Keco Baldomero". Director musical y uno de los guitarristas del espectáculo (junto con Miguel Iglesias), el gaditano ha dejado de una pieza a Sara Baras. "Mira que llevo años no sólo bailando, sino coreografiando, montando, diseñando y haciendo, pero la verdad es que este chico me ha sorprendido muchísimo. Es genial como intérprete pero también lo es por su capacidad de trabajo, por su orden, por su forma de llevar las cosas", piropea la bailaora para la que era "muy importante" que la música de La Pepa "la hiciera alguien de aquí". El feeling surgió "desde la primera charla", cuenta Baras que certifica "una conexión preciosa y eso que no habíamos trabajado nunca juntos". Incluso la artista alaba la capacidad de Baldomero de "adaptarse a lo que yo le pedía porque, de alguna manera, lo he limitado como creador pero, aún así, ha hecho una obra increíble".

Pero no sólo la música respira Cádiz por los cuatro costados. Sara Baras ha reinventado su compañía para dar cabida a muchos artistas gaditanos. En el cante, junto con el madrileño Saúl Quirós estarán los gaditanos Miguel Rosendo y Emilio Florido; en la percusión, con Antón "mi percusionista de siempre, el hijo de Guadiana" tocará El Pájaro "que no da una nota al cajón que no suene a Cádiz"; Tere Torres y Javier Cosano con los trajes, que se están volcando y se les nota el cariño que nos tienen; los artesanos de RAS en la escenografía, que son unos auténticos genios y en el cuerpo de baile, "que hemos ampliado" (ahora cuenta con 8 chicas y 5 chicos) también hay una buena representación de bailaores de la provincia. "Y lo bien que bailan", juzga la artista que realizó una serie de audiciones para dar con el plantel perfecto.

"Yo soy muy exigente con todo, con las coreografías, con los horarios, con la entrega pero la verdad es que la compañía me está respondiendo al cien por cien. No es que no estuviera contenta con la compañía de antes, con la que hemos hecho cosas muy grandes, pero sí es verdad que es complicado partir de cero cuando la mayoría de la gente es nueva y, sin embargo, están respondiendo", valora Baras que está trabajando con la compañía "en horarios que no son habituales". "De hecho no sabía que una seguiriya podía bailarse y cantarse tan bien a las diez de la mañana", ríe.

Sara se estira el pelo con agua, se rehace la coleta, en pocos minutos tendrá que volver de nuevo a los ensayos. Fuera del camerino se escucha el calentar de voces, algún taconeo perdido. Los miembros de la compañía van llegando al teatro. En uno de ellos la artista se para con especial cariño. José Serrano será el artista invitado. El bailaor se meterá en la piel del presidente de Las Cortes durante la obra de La Pepa. "Ha preparado unas farrucas preciosas. Pepín es un gran bailaor y un gran coreógrafo y, además, para explicar ese romance entre La Pepa y el presidente necesitaba a alguien muy especial y, afortunadamente, nos ocurre que en mi baile hay parte del suyo, y en su baile hay parte del mío. Y eso es lo que hace mágica la escena", relata.

El tiempo pasa, aunque no lo parece, y Sara Baras debe volver a ese lugar entre el pasado y el futuro, entre la esperanza y la nostalgia, entre el mar y la arena que sólo puede existir en el aire de Cádiz.

martes, 7 de febrero de 2012

Así suena la España de la Ilustración

En coordinación con el Consorcio para la Conmemoración del II Centenario de la Constitución de 1812, el CNDM ha presentado de jueves a domingo, con el título de ¡Viva la Pepa! Música en las Cortes gaditanas, un ciclo de cinco conciertos que ha servido para contextualizar desde el punto de vista de la música una época crucial del devenir de España, la que precede y sigue a la Guerra de la Independencia e hizo posible el primer texto constitucional de nuestra historia.

Con la figura de Joseph Haydn como eje vertebrador y la recuperación y difusión de patrimonio como premisa inexcusable, ¡Viva la Pepa! se ha impuesto como un programa equilibrado y bien concebido, que ha tenido un desarrollo de notable nivel artístico y ha contado con una entusiasta respuesta del público gaditano, que alcanzó el paroxismo en la actuación del Cuarteto Casals en la Santa Cueva, que fue capaz de provocar una larguísima cola de aficionados desde varias horas antes del inicio previsto del concierto y ello pese a las bajísimas temperaturas del sábado por la mañana.

Ha sido en efecto Haydn, el músico europeo más internacional e influyente de la época, cuya obra tuvo ya en su tiempo amplia circulación por España gracias a la labor de unos pocos nobles ilustrados, la que articuló todo el programa, en el que su producción se confrontó con la de algunos músicos locales: si el jueves la Orquesta de Córdoba ofrecía sus sinfonías como modelo evidente de las que escribió en Jaén Ramón Garay, el domingo Javier Perianes asociaba sus sonatas a las del sevillano Manuel Blasco de Nebra.

Justo en el centro del ciclo tuvo lugar además la memorable actuación del Cuarteto Casals con Las siete últimas palabras que el compositor austriaco escribió para el espacio donde se interpretaron, en el oratorio de la Santa Cueva. Fue el acto más emotivo del ciclo, gracias a una interpretación de prodigiosa intensidad y hondura de este joven conjunto que se ha convertido ya en uno de los mejores del mundo en su especialidad. Algo parecido puede decirse del concierto de cierre, que ofreció Perianes en un Palacio de Congresos abarrotado con un repertorio en el que, además de un Haydn lleno de gracia rococó y un Blasco de Nebra en el que fusionó melancolía prerromántica con chispa scarlattiana, pudo escucharse un Beethoven quintaesenciado, con ese increíble dominio del pianista onubense sobre los detalles y el flujo del tiempo. Apasionantes ambos recitales.

El repertorio español estuvo muy especialmente representado por el asturiano maestro de capilla de la Catedral de Jaén Ramón Garay, de quien, aparte dos de sus sinfonías, que José Luis Temes tocó con una competente aunque irregular Orquesta de Córdoba, se oyó un interesante y recientemente rescatado Oratorio al Santísimo, que ofreció la Camerata del Prado dirigida con brío por Tomás Garrido, con el contratenor sevillano Gabriel Díaz como figura estelar entre los solistas. El contrapunto al repertorio culto lo pusieron el sábado por la noche Los músicos de Urueña, liderados por Luis Delgado y César Carazo (quienes este verano habían recorrido en las Noches del Real Alcázar la vida romancesca de Doña María de Padilla), con un interesantísimo programa en torno a las músicas populares que nacieron en torno a los acontecimientos históricos que se conmemoraban, incluidas importantes recuperaciones de textos inéditos sacados de la Biblioteca Nacional, como unas seguidillas en las que se glosa el valor de los sevillanos (y muy especialmente de los macarenos) frente al invasor francés. La elegante figura de la bailarina Gema Rizo sirvió además para ilustrar los goyescos aires de danza.

Éxito artístico y de convocatoria pues para un programa que, por su interés intrínseco y por la procedencia de las músicas y de los intérpretes que las presentaron, bien podría haber girado, completo o no, por otras poblaciones andaluzas. El carácter nacional del CNDM, limitado por las transferencias de la cultura a las comunidades autónomas, habría cobrado así un significado aún más profundo y auténtico.

martes, 10 de enero de 2012

La canalla

Cancionero urbano de copla contemporánea
Parece que impostar la voz y el aspecto para cantar como quien ha vivido (y bebido) temas que rara vez van más allá de «te amo, morena» ataviado con engañosas estéticas que abarcan desde punk, rock, pop o hippie, es un fenómeno que tiene éxito en nuestra música actual. Este no es el caso de La Canalla, un grupo de músicos andaluces, con Antonio Romera, Chipi, a la cabeza, que se conocieron en Barcelona y a los que les une su pasión por la copla y el jazz. La Canalla es sin duda la mayor sorpresa del año en el panorama musical patrio y se debe, fundamentalmente, a su autenticidad y a su calidad.
Cuando uno escucha su disco Flores y malas hierbas o mejor, asiste a uno de sus brillantes conciertos, es descubrir historias de la canalla, ese mundo de barrio, de personajes que buscan lo que han perdido o huyen de la realidad como mejor pueden. El costumbrismo gaditano, que hereda del escritor Fernando Quiñones, y su amplio conocimiento de la música popular, que sigue la estela de Carlos Cano o Martirio, hace que Chipi no solo mantenga viva la copla sino que la rejuvenezca, dotándola de la actualidad que nunca debió perder y de una modernidad esperanzadora. Pero La Canalla, al igual que Martirio, no solo es copla contemporánea, también son ritmos de tango, bolero, jazz y alguna inspiración del carnaval de Cádiz. Todo ello se puede disfrutar en los 12 temas que componen este disco imprescindible para cualquier aficionado a la música que se precie. Son canciones de quereles como Dame tinto y dime tonto, de putas dignas como La legionaria, mujeres que viven su libertad sexual a pesar del machismo como De la loba, o de despecho, como Candela, en la que colabora Muchachito Bombo infierno. 
Además de Antonio Romera Chipi, cantante y compositor y brillante introductor de canciones (desde El Hombre Delgado no habíamos visto esa brillantez) La Canalla la componen: Javier Galiana al piano, Julián Sánchez a la trompeta, Juan Sainz a la batería y José López al contrabajo, más la colaboración estelar de Vicky Luna a los coros. Juntos producen un sonido compacto pero libre y convierten sus conciertos en una celebración tragicómica, con aires de cabaret, del personaje del tirao. Pero no se confundan, a parte de lo cómico que ellos mismos quieran que parezca, este es un proyecto muy serio y con intenciones muy claras. La Canalla son malas hierbas con la sabiduría de la calle, con la poética del bar vacío, a deshoras, y con el discurso del mejor barman de todos, que te sirve las verdades que solo se pueden tragar con mucho hielo. El Café Teatro de Algeciras, local que regenta Chipi, puede llegar a ser un sitio de culto. Al tiempo.

lunes, 9 de enero de 2012

La XVI edición del Festival de Jerez

Un año más, el Festival de Jerez ha cumplido con las expectativas. La situación económica y la merma del número de espectáculos con respecto a anteriores ediciones no ha restado afluencia a una muestra que ha alcanzado sus dieciséis años con un total 31.875 espectadores y una ocupación media del 92'7 por ciento.

Los datos fueron anunciados ayer en la tradicional rueda de prensa final que contó con la presencia de la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, Antonio Real, delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, María Ángeles Carrasco, directora del Instituto Andaluz del Flamenco; e Isamay Benavente, directora del certamen.

La primera edil destacó "la fortaleza, la aceptación y la capacidad de atracción y la proyección" como las características que han definido esta última edición del Festival. "Fortaleza porque ha logrado mantener sus altos niveles de ocupación, pese a celebrarse en una coyuntura económica claramente desfavorable, tanto a nivel nacional como internacional", añadió. Sobre la "aceptación", hizo referencia a la "respuesta favorable del público y la crítica hacia los espectáculos programados".

Para María José García-Pelayo, esto es posible gracias a "la capacidad de atracción" del certamen. Una atracción que, en su opinión, "obedece a la singularidad de un proyecto artístico basado en una de las señas de identidad de Jerez, pero que traspasa nuestras fronteras".

En cuanto a la "proyección" de la muestra, puso el acento en que "sus actividades (espectáculos, cursos, presentaciones) tienen un efecto multiplicador a través de los medios de comunicación y es capaz de generar un turismo cultural que logra reactivar la actividad económica en la ciudad".

En su intervención, la alcaldesa de Jerez explicó que el Festival sigue fiel a su filosofía de ser "un escaparate sobre todo lo que acontece en el mundo del flamenco", donde tienen cabida todas las generaciones y tendencias estéticas, con el baile como hilo conductor. "A todos ellos el Festival les abre las puertas, como ha hecho siempre", apuntó. Ese carácter abierto de la muestra también se extiende al público, al que calificó de "universal", puesto que procede de 40 países.

García-Pelayo agradeció "la complicidad" de las Administraciones y de las entidades públicas y privadas que patrocinan y colaboran con el certamen. En su opinión, esa "complicidad va calando en la ciudad que empieza a creer que la cultura es un sector económico con futuro". No obstante, dijo que en este aspecto "hay que profundizar más, no todo está hecho en relación con el Festival", ya que el flamenco no sólo forma parte de nuestra cultura e historia, sino que se ha convertido "en un instrumento de creación de riqueza y de empleo".

Tras reiterar el apoyo del Ayuntamiento al certamen, garantizando su continuidad y potenciación, hizo hincapié en que en estos tiempos de crisis "gastar menos no significar no hacer las cosas", sino que hay que "apostar por lo importante". A su juicio, "estamos ante un evento que debe considerarse una inversión más que un gasto", atendiendo a los ingresos que genera en la ciudad.

Antonio Real, delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, hizo hincapié en que, durante la celebración del Festival de Jerez, la ocupación hotelera ha superado el 60%, en la mayoría de los establecimientos. "Es obvio el interés que despierta el flamenco en nuestra ciudad y la repercusión del certamen", indicó.

El mayor repunte de ocupación se ha registrado en hostales, seguidos de hoteles de hasta tres estrellas, aunque la subida también se ha dejado notar en algunos establecimientos de cuatro estrellas.

La Oficina de Turismo atendió a 2.037 personas, de las que 828 eran españoles y 1.209 extranjeros. Por comunidades autónomas, los andaluces fueron los más numerosos, seguidos de madrileños y catalanes. A nivel internacional, ingleses y franceses forman el contingente más importante.

María de los Ángeles Carrasco, directora del Instituto Andaluz del Flamenco, resaltó en su intervención "nuestro compromiso" con el Festival de Jerez. Un compromiso que calificó de "vital para fortalecer nuestra cultura".

Por su parte, Isamay Benavente, directora del Teatro Villamarta, confesó que "los números han vuelto a poner de manifiesto que el flamenco como industria cultural es muy fuerte y Jerez tiene ahí un potencial".

Además, reconoció que "ésta ha sido la mejor edición del Festival en lo artístico", e insistió en que "ha sido más que nunca un escaparate de nuestro tiempo, un escaparate de lo que hay y de lo que viene y de lo que va a venir, pero también con un respecto hacia los mayores".

La directora del certamen agradeció "el apoyo del público, que una vez más ha estado ahí", y señaló que "si tenemos alguna posibilidad de jugar un papel como industria cultural del mundo tenemos que abrirnos y no sólo contar con artistas de Jerez, sino de todos los sitios".