Cancionero urbano de copla contemporánea
Parece que impostar la voz y el aspecto para cantar como quien ha vivido (y bebido) temas que rara vez van más allá de «te amo, morena» ataviado con engañosas estéticas que abarcan desde punk, rock, pop o hippie, es un fenómeno que tiene éxito en nuestra música actual. Este no es el caso de La Canalla, un grupo de músicos andaluces, con Antonio Romera, Chipi, a la cabeza, que se conocieron en Barcelona y a los que les une su pasión por la copla y el jazz. La Canalla es sin duda la mayor sorpresa del año en el panorama musical patrio y se debe, fundamentalmente, a su autenticidad y a su calidad.
Cuando uno escucha su disco Flores y malas hierbas o mejor, asiste a uno de sus brillantes conciertos, es descubrir historias de la canalla, ese mundo de barrio, de personajes que buscan lo que han perdido o huyen de la realidad como mejor pueden. El costumbrismo gaditano, que hereda del escritor Fernando Quiñones, y su amplio conocimiento de la música popular, que sigue la estela de Carlos Cano o Martirio, hace que Chipi no solo mantenga viva la copla sino que la rejuvenezca, dotándola de la actualidad que nunca debió perder y de una modernidad esperanzadora. Pero La Canalla, al igual que Martirio, no solo es copla contemporánea, también son ritmos de tango, bolero, jazz y alguna inspiración del carnaval de Cádiz. Todo ello se puede disfrutar en los 12 temas que componen este disco imprescindible para cualquier aficionado a la música que se precie. Son canciones de quereles como Dame tinto y dime tonto, de putas dignas como La legionaria, mujeres que viven su libertad sexual a pesar del machismo como De la loba, o de despecho, como Candela, en la que colabora Muchachito Bombo infierno.
Además de Antonio Romera Chipi, cantante y compositor y brillante introductor de canciones (desde El Hombre Delgado no habíamos visto esa brillantez) La Canalla la componen: Javier Galiana al piano, Julián Sánchez a la trompeta, Juan Sainz a la batería y José López al contrabajo, más la colaboración estelar de Vicky Luna a los coros. Juntos producen un sonido compacto pero libre y convierten sus conciertos en una celebración tragicómica, con aires de cabaret, del personaje del tirao. Pero no se confundan, a parte de lo cómico que ellos mismos quieran que parezca, este es un proyecto muy serio y con intenciones muy claras. La Canalla son malas hierbas con la sabiduría de la calle, con la poética del bar vacío, a deshoras, y con el discurso del mejor barman de todos, que te sirve las verdades que solo se pueden tragar con mucho hielo. El Café Teatro de Algeciras, local que regenta Chipi, puede llegar a ser un sitio de culto. Al tiempo.